cuando el palpitar concreto me vistiese de ternura
en aquellas fronteras cuyos límites atentos
me marcaban la senda entre la razón y la locura.
Hubiere añorado el amor que quien lo profesa
merece el respeto del humano inquebrantable
sobre todo en una boca que a su engalanura regresa
trayendo los besos de una mujer inigualable.
Hubiere pensado que la vida y sus sonetos
son simples mareas que equilibran instrumentos
de precisión estable con un sentido perpetuo
que pegan en mi rostro con la magia de sus vientos.
autor: Dany
Susurros...
pareciera que viniste de antes..
en este encandilar y en este opacarse..
pareciera que vinieras en silencios...mutilados..
como pase de hojas literarias..
en el tintenear de copas que burbujean..
en este mirar en la distancia
y encontrar caminos blancos de nieve
en el paseo de viento helado..
en el oscuro recorrer vacio
de tantos senderos..
pareciera que vinieras en el correr
de tantas hojas secas...
siendo rumor de frio..de invierno..
pareciera y no es cierto..
es el viento que se cuela en las ranuras
de las ventanas...
es el rumor que se hace añejo..
es como vestido de recuerdos..
susurrando en el cuerpo...
lo erizan
eclipsando la sensacion de estar bien
lo ponen melancólico y solitario..
mujer que añorante se abraza asi misma...
pensando que este frio es solo el principio
pero no sabe de qué...
susurrando se cuelan las vientos de invierno
se hacen rumores de miles que se han ido..
sonetos que se dejan de pronunciar
envueltos en olvido..
no llega tu aroma..ni tu halo...
tu calor es ficción...
y el palpitar es nada..
pareciera que vinieras
pero no llegas..
rocio avitia garcia
chihuahua, chihuahia, mexico
MI CORAZON
En cada latido de mi corazón te encuentras tu amor;
en cada vibración de mi cuerpo, se esconde un pensamiento tuyo;
en cada gota que suda mi corazón
se encuentra la esencia del sentimiento que por ti solo siento,
Jamás he conocido otra persona por la cual
me he sentido totalmente rendido ante sus pies,
Tu has logrado que mis sueños de romanticismo tomen vida,
Has llenado las montañas de mis mas profundos deseos
con jardínes de rosas rojas,
Has pintado en mis pensamientos
los paisajes mas hermosos que he conocido,
Me recogiste del hueco donde me encontraba
y me haz llevado a la cima del cielo
para mostrarme las cosas lindas que tiene la vida,
Me has dejado entrar en tu ser y has permitido que nuestras almas se junten
con el sello de la pasión, la entrega, la pureza
y la sinceridad de un amor que ha encontrado su fuente de vida.
Los recuerdos mas dulces y gratos de mi vida han sido a tu lado;
a tu lado donde siempre he pertenecido;
a tu lado encuentro mi refugio, mi seguridad, mi tranquilidad;
a tu lado donde quiero vivir,
a tu lado donde quiero morir.
TE A M O
desconozco el autor
En nostalgia de ti llevo los días,
como a niños pequeños, de la mano;
en ausencia de ti, frías, qué frías
son las cálidas noches de verano;
en deseos de ti, qué rebeldías
brinda mi cuerpo al tuyo tan lejano.
¿Cómo pude vivir sin conocerte?
Y ¿cómo sobrevivo sin tenerte?
Abre la puerta
Yo soy el puño que a tu puerta llama,
la boca que devora tu deseo,
tú el espejo en que, al verme a mí, te veo,
la luz que el día sobre mí derrama.
Soy carne viva que tu piel reclama,
racimo tú que exprimo y paladeo,
y en esta extraña situación, te creo
no remota de mí, sí de mi cama.
Oh tú, del albornoz, en que perfilas
el desnudo que intuyen mis pupilas,
nunca en mejores galas peripuesta.
Abre la puerta, el cinturón, los brazos,
que hay una fiera aquí, cuyos zarpazos
sólo muestran propósito de fiesta.
Al pasar a mi lado
se te desprenden todas las ideas,
otoño sobre el álamo cansado.
Te ofreceré un invierno anticipado,
de primorosa nieve, y chimeneas
fumando su humo azul sobre el tejado.
Y cada vez que me hables, o poseas,
la nieve temblará en las azoteas.
Pura fidelidad
Sólo tengo una larga sombra estrecha,
siguiéndome, aferrada a los talones,
silenciosa, servil, sin emociones,
indiferente a agravio o a sospecha.
No es compañía suspicaz que acecha
mis idas y venidas, las razones
encubiertas detrás de mis acciones;
si tal vez ignorada, no maltrecha.
Pura fidelidad, nunca exigida,
sino espontáneamente mantenida,
aunque, de espalda al sol, la pisoteo.
Ay, sombra, que ni ofendes ni ambicionas,
que sabes compartir y no abandonas,
qué poco de ese apego en otros veo.
autor: Francisco Álvarez Hidalgo
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