06 abril 2006

Agonía

Dondequiera, ya no es alguna parte,
ya no es hotel ni plaza ni alameda,
ya no es un restaurante
ni una casa friolenta
donde todos acechan,
amargando el frescor de la sorpresa.

Se terminaron todos los lugares,
los destruyó la vida sin decirme,
los destruyó el destino sin contarme;
los destruyeron para destruirme.

El éxtasis no corre por mi carne,
crucificaron todos los momentos,
y mi vista no es nave
bregando en las ondas de tu cuerpo.
A veces, la llovizna,
trae aroma distraído de tu aliento,
y emigro a los túneles de octubre
a fumar y a degollarme en tu recuerdo.

No ha pasado la crisis,
y no podrá pasar, es lo que siento.
En ninguna parte
te encuentro.
Tenemos que buscarnos mucho, mucho,
con deseo fuerte y pensamiento;
desgarrando las casas con la vista
y viajando en la alfombra del afecto.
Tenemos que buscarnos,
en el pecho y la espalda, si es posible,
del tiempo.

Yo te miraba de reojo,
mostrándome disperso.
El ámbito aceptaba mi soborno,
y sentía que el momento
y la vida...
¡por fin, valían un poco!

Voy a peinar la ciudad de arriba abajo,
voy a poner en la nariz de mi sabueso
la parte tuya que dejaste en mí,
para que rastree tu recuerdo
en la tierra y el cielo,
para ver
si te encuentro.


autor: Humberto Garza




Espacio


De personas y cosas me despego,
el tiempo no me afecta ya, no existe
ni mañana ni ayer; sólo persiste
ese punto del hoy, con el que juego.

Y el espacio; quietud, desasosiego,
que une y separa, ofrece y se resiste,
por el que avanzo a plena luz, y triste
precipitado en sombras me repliego.

El espacio, que alarga sus extremos
a tales puntos en que ya no vemos
el rostro sin disfraz que nos invita.

Yo, que aun del alma supe despojarme,
arrastro hacia ti el cuerpo, y al brindarme
ese espacio fatal me incapacita.


autor Francisco Álvarez Hidalgo




SONATINA


La princesa está triste.. Qué tendrá la princesa?

Los suspiros se escapan de su boca de fresa,

que ha perdido la risa, que ha perdido el color.


La princesa está pálida en su silla de oro;

está mudo el teclado de su clave sonoro,

y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor.


El jardín puebla el triunfo de los pavos reales.

Parlanchina, la dueña dice cosas banales,

y vestido de rojo piruetea el bufón.

La princesa no ríe, la princesa no siente;

la princesa persigue por el cielo de Oriente

la libélula vaga de una vaga ilusión.


¿Piensa acaso en el príncipe de Golconda o de China,

o en el que ha detenido su carroza argentina

para ver de sus ojos la dulzura de luz?

¿O en el rey de las islas de las rosas fragantes,

o en el que es soberano de los claros diamantes,

o en el dueño orgulloso de las perlas de Ormuz?


¡Ay!, la pobre princesa de la boca de rosa

quiere ser golondrina, quiere ser mariposa,

tener alas ligeras, bajo el cielo volar;

ir al sol por la escala luminosa de un rayo,

saludar a los lirios con los versos de Mayo,

o perderse en el viento sobre el trueno del mar.


Ya no quiere el palacio, ni la rueca de plata,

ni el halcón encantado, ni el bufón escarlata,

ni los cisnes unánimes en el lago de azur.


Y están tristes las flores por la flor de la corte;

los jazmines de Oriente, los nelumbos del Norte,

de Occidente las dalias y las rosas del Sur.


¡Pobrecita princesa de los ojos azules!

Está presa en sus oros, está presa en sus tules,

en la jaula de marmol del palacio real;

el palacio soberbio que vigilan los guardas,

que custodian cien negros con sus cien alabardas,

un lebrel que no duerme y un dragón colosal.


¡Oh, quién fuera hipsipila que dejó la crisálida!

(La princesa está triste; la princesa está pálida.)

¡Oh visión adorada de oro, rosa y marfil!

¡Quién volara a la tierra donde un príncipe existe

(la princesa está pálida; la princesa está triste),

más brillante que el alba, más hermoso que Abril!


"Calla, calla, princesa" -dice el hada madrina-,

"en caballo con alas hacia aquí se encamina,

en el cinto la espada y en la mano el azor,

el feliz caballero que te adora sin verte,

y que llega de lejos, vencedor de la Muerte,

a encenderte los labios con su beso de amor..."


autor: Rubén Darío





Aqui, sin ti, ya se
lo que es la muerte,
pero no te lo digo
para no entristecerte.

Quiero que te sonrias
para que siga habiendo
claridad en los dias.

Quiero que no se
empañe tu mirada,
pues, si no,
no habra estrellas,
ni habra luna, ni nada...

Y, sobre todo,
lo que quiero y quiero
es un año que tenga
doce meses de enero.

Aqui llueve y no importa,
pues la lluvia es tan leve
que al leer esta carta
no sentiras que llueve.

Pero cierro los ojos
y te recuerdo tanto
que casi se diria que
esta lloviendo llanto.

autor: Jose A.Buesa





Mil tonterías por amor


Comerme la sopa de letras con el diccionario en la mano, para no cometer ninguna errata, mientras busco tu nombre en el plato.

Buscar en tu espalda la fecha de caducidad escrita en el dorso, saboreando todos los gustos posibles mientras la beso.

Sazonar todas nuestras comidas con la sal de mis lágrimas, esas de felicidad que ruedan por mi cara con solo pensarte.

Abrazarme fuertemente a ti, por temor a dar un paso y caerme por el borde de este planeta de ilusión.

Estarme horas y horas mirándome en el espejo del mar, tratando de verte reflejado en las niñas de mis ojos.

Caminar por las calles hacia atrás, para intentar regresar siempre al mismo lugar, donde te vi la primera vez y volver a conocerte mil veces.

Hacerme pequeña, muy pequeña, para poder esconderme en el bolsillo de tu camisa y sentir tu corazón.

Meter a la noche en la lavadora y lavarla con agua muy caliente, hasta que encogiera al tamaño de tu cama.

Planchar tu ropa dibujando corazones, para llenarla de tanto amor, que te sirva de escudo ante cualquier pena.

Perfumar al viento con tu olor, para que me envuelva tu presencia siempre y en cualquier lugar.

Escribir en las nubes de tu cielo mi nombre, para que cuando mires hacia arriba me pienses.

Buscar ese trébol de cuatro hojas que esconden los duendes de mi bosque, para tu suerte y la mía.

Aprender todos los idiomas del mundo, para decirte, como el eco de las simas, te quiero, te quiero...

Todo esto y mil tonterías mas, porque esta enfermedad del amor, tiene unos síntomas incurables, sin mas antídoto conocido que inyecciones de pasión y ternura que hacen mas llevadera la convalescencia.


desconozco el autor



Romanza del Recuerdo


Melancolía del "ayer"... Sorpresa
triste del corazón que fue cobarde...
un adiós sin motivo, y que nos pesa
cuando volver a la ilusión ya es tarde.

Y el alma dice al recordar un día:
“La culpa no fue suya, sino mía.”
Tal vez a solas en el mismo instante
sin llanto ya que a las pupilas fluya,
dirá en la sombra la otra voz distante:
“La culpa no fue mía...sino suya.”

Y las voces en callado giro
se unirán en la noche en un suspiro
y queda en un azul de lontananza
sola una reja que un rosal enflora
y lo que fue de dos una esperanza
ya para siempre en el dolor se llora.

Y un gemido que en llanto se disuelve
diciendo va: “La juventud no vuelve”.
Y enjugándose lágrima furtiva,
o en las manos oculta la cabeza,
vemos que como sombra pensativa
se sienta a nuestro lado la tristeza.

Y el alma llora ante esperanza trunca
lo que ya al corazón no vuelve nunca..
Entonces es el recordar la ronda
de lo pasado; la primera riña,
su dulce voz, su cabellera blonda,
y su adorable ingenuidad de niña,
y triste siente el corazón herido
el dolor que nos deja un bien perdido.

“¿Dónde estarás...?” nos preguntamos, “¿dónde?
¿pasas entre los hombres sonreída,
o callado pesar en ti se esconde
si eres mitad acaso de otra vida?”

Lejana voz de lo que ya no existe,
cómo nos llegas desolada y triste.
“¡Siempre!”, decimos, y es la voz sincera,
juramos “¡Siempre!”, y el jurar no es vano,
y no es que el corazón cumplir no quiera,
es porque el corazón es barro humano.

El corazón ser fiel siempre ambiciona,
mas sin quererlo siempre nos traiciona,
y ¿para qué culparnos, y en la vida,
para qué disculpar promesa vana?

Se dice adiós y el corazón olvida
pero también lo olvidarán mañana,
el amor al olvido se eslabona,
y en Amor, solo es grande el que perdona.


autor Francisco Álvarez Hidalgo

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