ese día el Sol salió de noche y no hubo más aire
que aquel que necesitó una piedra.
Ese día no hubo flores que se abrieran,
no hubo rocío de la mañana,
porque no hubo mañana.
No hubo sonrisas en momentos felices,
porque no los hubo.
Ese día llovió sin nubes
y las gotas estaban hechas de lágrimas...
de mis lágrimas.
Ese día no hubo nada digno de escribirse
en la historia, ese día estuvo vacío,
vacío de amor, vacío de vida.
Ese día no hubo amigos.
Ese día, por difícil que parezca,
dejaste de existir,
ese día fue un hueco profundo a los
corazones neutros que quedaban,
ese día lo especial se volvió común.
Ese día lo espiritual se convirtió en material,
lo material en emocional, lo emocional en vano
y lo vano desapareció. No existió nada.
Y se nubló con las mismas nubes que
hicieron llover... ningunas.
Ese día no hubo canciones,
Ni poemas,
Ni emociones,
Ni oraciones.
Ese día Dios no existió,
el santo se convirtió en hombre
y éste desapareció.
Ese día el mar no dio brisa.
Ese día un camello tuvo prisa.
Ese día a la prosa se le denominó rima,
y al tocar las faldas de una montaña,
conquisté la cima.
Ese día el agua se utilizó como aislante
y a una piedra como conductor.
Ese día fue principal lo estético
Y segundo lo fue el corazón.
Ese día no fue muy distinto al día de hoy.
Nada fue variable y yo seguí siendo
como ahora soy.
Nada fue constante, no hubo constancia.
Nada fue relevante ni sobresaliente,
todo fue extraño y con el transcurso del día
se convirtió en común.
Todos fuimos extraños y comunes.
Ese día, a media noche se dio el crepúsculo
y al atardecer el cenit.
Ese día mi vida fue mi muerte.
Y las desgracias comunes, mi suerte.
Ya no fue vital tenerte
Y a pesar de todo lo vivido,
pensé desconocerte.
Ese día te fuiste de mi mente sin retorno,
ese día me ayudó a lograrlo.
Ese día, entre todo el desinterés,
no me importó lo que tú hicieras, ya no.
Ese día fue el más largo de todos aquellos
días cortos, no podría haber sido inteligente,
solo un tonto.
Ese día hubo burlas, más rechazos,
más de todo lo malo.
Fue un día negativo.
Ese día no fui nadie, lo poco que había
logrado desapareció y se le llamó inútil,
fui nadie y no sentí nada.
Hoy tengo valor de creerme alguien
y no siento nada.
Ese día no rotó la tierra sobre su eje,
ese día se desorbitó
e intercambió lugares con el Sol.
Ese día tuvieron valía aquellas teorías
despojadas de un lugar digno.
Ese día no existió el espacio, ni el tiempo.
Dos cuerpos podían ocupar el mismo
espacio y no había reclamos.
Ese día a tu sonrisa la vi vacía... muerta.
Te vi feliz, no sé por qué, eras única entre
todas las ahora comunes.
Entre tantas otras cosas, la madera
se hundió en el agua,
el hierro por sí solo, flotó.
Ese día una piedra tuvo alas y voló.
Y aquellas aves libres murieron de
aburrimiento porque no hubo cielo, no existió.
Ese día el agua no fue vital.
Ese día, alguien muy especial, me llamó “especial”.
Ese día, entonces, se convirtió en mi presente.
Ahora, la tristeza de ese día, se volvió ausente.
Ahora siento que la soledad viene, cuando yo apenas voy.
Todo esto sucedió y ese día, ese día sigue siendo hoy.
autor: Tomás Moreno Plaza ( Cuba ).-
UNA LÁGRIMA QUE APAGÓ MI SED
Una lágrima sobre mi piel refleja lo que traigo dentro;
escribiendo entre cuatro paredes me hallo hoy perplejo;
pared oscura donde reposa lo que traigo dentro
seca ya esta lágrima causante de aquel sediento reflejo.
Oh, blanca oscura noche, de belleza misteriosa,
de noble meditación y de una paz silenciosa,
reposando me hallo, deleitando a una diosa
cuya plateada paz sobre mis labios ella posa.
Una lagrimita peregrina de mis ojos a mis labios fue,
preocupada de su reflejo sobre la funesta pared,
oculta por la luna y su reflejo ella se fue
descansando en mis labios donde opacó mi sed.
Aquella lágrima que causó aquel triste reflejo,
acechada por la oscura pared que me tiene dentro,
le pidió a la luna la cuidase del oscuro reflejo,
sacrificó su vida por saciar la sed que llevo dentro.
autor: Linda Castillo
Trujillo, Perú
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