07 abril 2006

Eres

Eres algo inesperado,
algo que no esperaba,
ni buscaba,
fuistes una sorpresa,
pero que alegría,
dan ganas de tirarse a la mar y hecha a nadar,
sino fuera por que me puedo helar,
pero llegara el calor,
y entre tus manos abrigo y calor,
se perderá el pensamiento,
llegando los instantes de ternura,
con miradas cómplices,
sonrisas alegres de complicidad,
todo alegría y jovialidad.


autor: Maria Mercedes Castro Rodríguez.



Poema en madurez

Vas a tener un hijo,
Un hijo tuyo, milagro del amor.
Un hijo que tendrá tus mismos ojos,
tu mismo corazón,
Tu misma risa elemental y buena
Como una bendición.

Un hijo que vendrá sobre los tiempos
Sin saber qué es dolor,
Sin sospechar que esperan cien espinas
El nacimiento de una nueva flor.
Un hijo como tú:
Dulce y moreno,
Mezcla de indio
Y mezcla de español
Un anhelo ascendiendo en tus entrañas
Para saltar sobre la luz del sol.

Durante nueve meses le esperaste
Al borde de la angustia y la oración.
Le presentiste en la mortal fatiga
De tu cuerpo en sazón,
En el claro recato de tu sonrisa,
En tus labios ayunos de color
Y en el ritmo que daba a tus arterias
Cada palpitación;
En el hueco ilusorio de la almohada,
En el tic-tac pausado del reloj
Y en la pequeña alcoba donde el aire
Tenía olores de germinación.

Vas a tener un hijo, Un hijo tuyo,
¡Milagro del amor!
Florecerá en tu ser sencillamente
Para que empiece tu resignación.
Y al besar en sus ojos tu esperanza,
Y al besar en sus labios tu dolor,
Te sentirás tan cerca de los cielos
Que casi puedes contemplar a Dios.

Nada le faltará:
Sobre su cuna
Reventará en arrullos la canción,
El sueño enredará de sus pestañas
Silencioso descanso de algodón;
Cien sonajeros rozarán sus manos,
Sobrarán los muñecos de cartón,
Tendrá al amanecer mimos y besos,
Besos y mimos al morir el sol.
Tus trenzas le harán sombra en el verano
Y al templar el invierno su rigor,
Tendrá cerca a tu seno de alabastro
Su fuente de calor.

Pero lo irremediable:
Irá creciendo
En proporción inversa a su candor,
Y al obtener la plenitud de vida
Tendrá la plenitud de su dolor.
En cualquier banco de cualquiera escuela
Escuchará de un viejo profesor
Toda la ciencia que precisa el hombre
Para ir de ilusión en ilusión.

Aprenderá el secreto de las cosas:
La causa que sonroja al arrebol.
El por qué es el torrente de la savia
Blanco en el lirio y rojo en la pasión.

Sabrá que este planeta gira ciego
Esclavo de una fuerza superior.
Comprobará con números y fórmulas
La ley de la atracción.

Le dirán que el sonido es una onda,
Que la luz una etérea vibración,
Que entre la espina y el rosal .
No existe
Más que una diferencia de electrón.

Tendrá a la cabecera de la cama
No ya los sonajeros de color,
Sino el insomnio, en páginas que firman
Einstein, Pascal, Spencer, Flarnmarión.

Y ¿Y qué será mañana...?
Un misionero
¿Loco de caridad y de perdón... ?
Un Francisco de Asís
Dándole al lobo
¿La mismas leyes que le dio a la flor... ?
O, tal vez, un tirano
Ebrio de gloria,
¿Hundido en la ambición... ?
¿Un Maquiavelo...?
Un Mercader de vidas
¿De llanto y de dolor... ?

-O, quizás, un científico famoso,
Sumum de ilustración...?
-¿ Un cerebro que absuelva el signo ávido
De la interrogación... ?

O, tal vez un poeta,
Un idealista,
Un loco,
Un soñador?
Un Quijote trotando sobre el lomo
De una constelación...?
Un iluso arquitecto de Quimeras,
Bohemio,
Trashumante,
Un pescador
Que echa la red para atrapar luceros
Sobre el rocío que durmió en la flor... ?

Nadie podrá decirlo,
Es del mañana
Vivo retrato la interrogación.
Ese pequeño que vendrá a la vida
Por sagrado milagro del amor,
Tendrá para el futuro mil caminos
Lacrados en mitad del corazón.
y a pesar de tener tus mismos ojos,
Tu misma risa
Y tu creencia en Dios
Al obtener la plenitud de vida
Tendrá la plenitud de su dolor.



desconozco el autor





Poema 5


Para que tú me oigas
mis palabras
se adelgazan a veces
como las huellas de las gaviotas en las playas.


Collar, cascabel ebrio
para tus manos suaves como las uvas.
Y las miro lejanas mis palabras.
Más que mías son tuyas.
Van trepando en mi viejo dolor como las yedras.
Ellas trepan así por las paredes húmedas.


Eres tú la culpable de este juego sangriento.
Ellas están huyendo de mi guarida oscura.
Todo lo llenas tú, todo lo llenas.
Antes que tú poblaron la soledad que ocupas,
y están acostumbradas más que tú a mi tristeza.


Ahora quiero que digan lo que quiero decirte
para que tú las oigas como quiero que me oigas.
El viento de la angustia aún las suele arrastrar.
Huracanes de sueños aún a veces las tumban
Escuchas otras voces en mi voz dolorida.


Llanto de viejas bocas, sangre de viejas súplicas.
Ámame, compañera. No me abandones. Sígueme.
Sígueme, compañera, en esa ola de angustia.
Pero se van tiñendo con tu amor mis palabras.


Todo lo ocupas tú, todo lo ocupas.
Voy haciendo de todas un collar infinito
para tus blancas manos, suaves como las uvas.


autor: PABLO NERUDA.





No sé por que mi alma te busca siempre a ti niña

Eres el dulce suspiro que me alimenta para seguir existiendo

En tu regazo mi alma suspira el dulce placer del amor

Todo en mi te evoca con una ansia de ser tuyo por siempre

No se que tiene en tus miradas que eres un hechizo en mi ser

Tú me doblega a tu voluntad en este querer que en ti se posa

No sé por que mi corazón te clama con su eterno romanticismo

Bendigo tu suerte en mi sendero de ser mi dulce diosa



Te adoro por que eres el amor

En ti dejo todos mis sueños

Contigo se realiza toda mi esperanza

Eres la musa que siempre busque

En tu regazo dejo mi alma a tu cuidado

Solo a ti te entrego mi corazón

Solo a tu lado quiero vivir el amor eterno.


autor: leandro sterk STERDHAL




Eres como una ola
de sombra que me envuelve,
y espumeando de amargura pasa,
y entre otras negras olas va a perderse...

¿Adónde vas?...

¿De dónde vienes?

¡Sólo sé que soy tuyo, que me arrastras!...

¡Y cuando tú me dejes,
vendrá acaso otra ola,
como tú ignota y como tú inconsciente,
y sin querer me arrastrará de nuevo
sin saber dónde va ni dónde viene!...


autor: Francisco Espesa











Tú proyectas sobre mí
una luz que hiela mis ojos
haciendo que mi piel, en defensa
se escude en el deseo de la tuya

Te alejas, y vuelves
convirtiendo a los días en remolino
vistiendo de esperanza cada noche
y de sed o suplicio cada día

Cuentas tu silencio por entre la nieve de tu lejanía
y escuchas el secreto que canta la arena de tu desierto
y así le niegas pasos a mi voz que te canta
a la queja que expresa mi aflicción de no poder llegar a ti

Tú sabes y conoces, presientes y adivinas
cuando también llego al límite
y la oscuridad me gana hasta los bolsillos
cuando en medio de la presión, puedo dejar de presionar

Y sólo entonces, tan sólo entonces
acudes y realizas el concepto de instante
y en lugar de mar, me das una esponja húmeda
y en lugar de fuego, un poco de afecto, a cuentagotas

No te burlas, no te dueles, no me desprecias
ensimismada existes, mientras yo te vivo los sueños
como un escultor sordo, que talla y talla la piedra
hasta agotarla por querer convertirla en cielo

Tú que mojaste mis labios
y que grabaste tu sello en mi mente
persistes en los símbolos que no alcanzo
en los viajes que parecen agotarte, y que sin embargo te renuevan

Nada más por lograr que yo aprenda
a mirar los colores que ven los ciegos
a escuchar el oculto mensaje de las flores
a besar la quietud por encima del tumulto de las horas

Por esto, con lo poco que así me cedes y dejas
me fabrico curvas con que obviar esta carretera
tan abierta, recta e infinita, como la distancia
que une y separa una mirada que se funde en otra.


autor: Silvio Manuel Rodríguez Carrillo


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