06 abril 2006

Porque yo te amo

Por ese palpitar que tiene tu mirar, yo puedo presentir
que tú debes sufrir, igual que sufro yo
por esta situación, que nubla la razón sin permitir pensar
en qué ha de concluir el drama singular que existe entre los dos,
tratando simular tan sólo una amistad mientras en realidad
se agita la pasión que envuelve el corazón, y que obliga a callar.

Yo te amo, Yo te amo.

Tus labios de rubí, de rojo carmesí, parecen murmurar mil cosas sin hablar
y yo que estoy aquí, sentado frente a ti, me siento desangrar
sin poder conversar, tratando de decir... tal vez será mejor, me marche yo de aquí,
para no vernos más. Total, ¿qué más me da? ya se que sufriré,
pero al final tendré tranquilo el corazón y al fin podré gritar:

Yo te amo, Yo te amo.

(bis)

Yo te amo, por sobre todas las cosas del mundo...


tema musical cantado por Sandro







DUO DE AMOR

En el hondo silencio de la noche serena
Se dilata un lejano perfume de azucena,
Y aquí, bajo los dedos de seda de la brisa,
Mi corazón se ensancha como en una sonrisa...
Y yo sé que el silencio tiene un ritmo profundo

Donde palpita un eco del corazón del mundo,
Un corazón inmenso que late no sé donde,
Pero que oye el latido del mío, y me responde...

El corazón que sientes latir en derredor,
Es un eco del tuyo, que palpita de amor.
El corazón del mundo no es ilusorio: Existe.
Pero, para escucharlo, es preciso estar triste;
Triste de esa tristeza que no tiene motivo,

En esta lenta muerte del dolor de estar vivo.
La vida es un rosal cuando el alma se alegra,
Pero, cuando está triste, da una cosecha negra.

El amor es un río de luz entre la sombra,
Y santifica el labio pecador que lo nombra.

Sólo el amor nos salva de esta gran pesadumbre,
Levantando el abismo para trocarlo en cumbre.

Sólo el amor nos salva del dolor de la vida,
Como una flor que nace de una rama caída;
Pues si la primavera da verdor a la rama,

El corazón se llena de aroma, cuando ama.

Amar es triste a veces, más triste todavía
Que no amar. El amor no siempre es alegría.

Tal vez, por eso mismo, es eterno el amor:
Porque, al dejarnos tristes, hace dulce el dolor.

Amar es la tristeza de aprender a morir.
Amar es renacer. No amar, es no vivir.

El amor es a veces lo mismo que una herida,
Y esa herida nos duele para toda la vida.

Si cierras esa herida tu vida queda muerta.
Por eso, sonriendo, haz que siempre esté abierta;

Y si un día ella sola se cierra de repente,
Tú, con tus propias manos, ábrela nuevamente.

Desdichada alegría que nace del dolor.
De un dolor de la rama también nace la flor.
Pero de esa flor efímera, como todas, se mustia,
Y la rama se queda contraída de angustia.
Cada hoja que cae deja el sitio a otra hoja,

Y así el amor - resumen de toda paradoja-
Renace en cada muerte con vida duradera;

Porque decir amor, es decir primavera.
Primavera del alma, primavera florecida
Que deja un misterioso perfume en nuestra vida.

Primavera del alma, de perpetuo esplendor,
Que convierte en sonrisa la mueca del dolor.

Primavera de ensueño que nos traza un camino
En la intrinca selva donde acecha el destino.

Primavera que canta si el huracán la azota
Y que da nuevo aliento tras de cada derrota.

Primavera magnánima, cuyo verdor feliz
Rejuvenece el árbol seco hasta la raíz...

Amor es la ley divina de plenitud humana;
Dolor que hoy nos agobia y añoramos mañana...

Eso es amor, y amando, también la vida es eso:
Dos almas que se duermen a la sombra de beso!

autor: José Ángel Buesa





SONETO XVI

Amo el trozo de tierra que tú eres,
porque de las praderas planetarias
otra estrella no tengo. Tú repites
la multiplicación del universo.

Tus anchos ojos son la luz que tengo
de las constelaciones derrotadas,
tu piel palpita como los caminos
que recorre en la lluvia el meteoro.

De tanta luna fueron para mí tus caderas,
de todo el sol tu boca profunda y su delicia,
de tanta luz ardiente como miel en la sombra

tu corazón quemado por largos rayos rojos,
y así recorro el fuego de tu forma besándote,
pequeña y planetaria, paloma y geografía
.


Pablo Neruda, 1959






Si alguna vez te murieras,
llévate mis pensamientos,
y las huellas de tus manos,
mi añoranza, mis recuerdos;
y así, quedando vacío,
estaré, como tú, muerto.

Si alguna vez tú, que fuiste
carne de todos mis besos,
alma de mis soledades,
y razón de mis desvelos,
desplegaras nuevas alas
abandonando tu cuerpo,
antes de partir, arranca
de mi interior tus reflejos,
el tono de tus palabras,
las raíces de mis sueños,
las lágrimas que tus ojos
junto a los míos vertieron;
porque así estaré vacío,
quedando, como tú, muerto.

Y si alguna vez partieras
sin morirte, como el viento,
con un rastro de hojas secas
rodando por el sendero,
dejando mi primavera
transformada en frío invierno,
no tendrás que arrancar nada,
porque me estaré muriendo.

Desconozco el autor


Instante

Si en un instante
Pudiera detener el tiempo
Me abrazaría a vuelos de palomas
Robaría el polen a las mariposas
Oculta en el regazo del viento esforzándome
Por aprisionar la luz

Tal vez,
en el exilio vibrante
de un pétalo de rosa
Lograra, como un sueño
penetrar todos los misterios

Entonces,
¡Oh verdad!
¡Oh libertad!
¡Oh amor!

En los cántaros sagrados
De ángeles eternos
Mi sed de amor
saciaría

autor: Mónica Azucena





Como quisiera que mis palabras
fueran mágicas y que al pronunciarlas
fueran como un conjuro que obrara maravillas.

Que borrara, por ejemplo, esa tristeza
de tu rostro , que restituyeran todas tus
ilusiones perdidas durante el camino.

Que sanaran todos los arañazos de
tu corazón , que las garras de la ingratitud
y la desilusión le han dejado marcados.

Que restablecieran tu valor, menguado
por las cotidianas batallas por preservar
tu fe y tu autosuficiencia interior.

Que fueran como caricias y risas
de tus ya lejanos niños, honestas
cariñosas y completamente sanas.

Como deseo que mis palabras
fueran como la mejor canción de amor
que tus oídos hayan escuchado y se
hiciera tu favorita, pues esta sería
la historia de tu vida.

Que fueran como el eco de los recuerdos
de tus mejores momentos,y que trajeran
a tu memoria, besos, rostros y te quieros,

que tu alma guarda como tesoros.
que el sonido de ellas, fueran como pañuelos
que enjugaran tus lagrimas y que después
un espeso velo del olvido cayera sobre la
causa de ellas.

Como amaría que mis palabras fueran
como promesas cumplidas, para que
gozaras de la sensación que da con su

presencia el Creador.

! Y fueras feliz eternamente !

! Pero lástima !

Mis palabras son solo palabras,
palabras sentidas, palabras amorosas,
palabras de fe, palabras buenas y
fraternales, palabras dulces y
armoniosas.

Así que no les prestes tus oídos
para escucharlas, no las comprenderías,
déjalas llegar y siéntelas,
solo entonces
te darás cuenta:
Que solo tu interior las comprenderá.


desconozco el autor





A LA LUNA QUE LLORA


no llores más vieja luna
que mi alma entristece de pena
es la primera vez que te veo,
allí creciente
solitaria,
clavada en al tierra


Lloras y no comprendo tu dolor,
no será que tienes envidia del sol??
si es así he de decirte,
que aún sin su luz
brillas más que el,
con tu hechizo, te haces querer
las brujas salen a tu encuentro
y eres la protagonista de infinidad de cuentos.


Leyendas te han dedicado mil
y poetas te han escrito
lo que a sus amadas nunca les han dicho.


Cómplice de engaños
vigilante de sueños
hoy te veo llorando
y de nuevo con tu suave luz
me sigues hipnotizando.



desconozco el autor







DESEOS

Yo quisiera salvar esa distancia
ese abismo fatal que nos divide,
y embriagarme de amor con la fragancia
mística y pura que tu ser despide.

Yo quisiera ser uno de los lazos
con que decoras tus radiantes sienes;
yo quisiera en el cielo de tus brazos
beber la gloria que en los labios tienes.

Yo quisiera ser agua y que en mis olas,
que en mis olas vinieras a bañarte,
para poder, como lo sueño a solas,
¡a un mismo tiempo por doquier besarte!

Yo quisiera ser lino y en tu lecho,
allá en la sombra, con ardor cubrirte,
temblar con los temblores de tu pecho
¡y morir de placer al comprimirte!

¡Oh, yo quisiera mucho más! ¡Quisiera
llevarte en mí como la nube al fuego,
mas no como la nube en su carrera
para estallar y separarse luego!

Yo quisiera en mí mismo confundirte,
confundirte en mí mismo y entrañarte;
yo quisiera en perfume convertirte,
¡convertirte en perfume y aspirarte!

¡Aspirarte en un soplo como esencia,
y unir a mis latidos tus latidos,
y unir a mi existencia tu existencia,
y unir a mis sentidos tus sentidos!

¡Aspirarte en un soplo del ambiente,
y así verte sobre mi vida en calma,
toda la llama de tu pecho ardiente
y todo el éter del azul de tu alma!

Aspirarte, mujer... De ti llamarme,
y en ciego, y sordo, y mudo constituirme,
y en ciego, y sordo, y mudo consagrarme
al deleite supremo de sentirte
¡y a la dicha suprema de adorarte!

autor: Salvador Díaz Mirón



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