06 abril 2006

Elegía

Golondrina del alba sombría, mariposa del alba radiante:
cuánto puede durar un instante, ¡Un instante de noche en el día!

Yo, que supe ignorar tantas cosas,
ahora sé que jamás nos veremos, pues te fuiste, empuñando los remos,
en tu barca cubierta de rosas.

Ahora sé la verdad de la tierra,
que florece aunque nadie la labre,
y la puerta de luz que se abre si una puerta de sombra se cierra.

Ahora sé que la noche no miente cuando deja de caer su rocío:
Fue un rosal a la orilla de un río, y quizás lo arrastró la corriente...

Y te fuiste, luciérnaga loca, golondrina del alba sombría,
con el tibio sabor de tu boca -¡de tu boca que nunca fue mia



El clavel seco Como el clavel del patio estaba seco,

yo, entristecido por sus tristes males,
bajé al jardín para cavar un hueco,

Y eran rosales cerca,
gajo a gajo en una cercanía indiferente pero al cavar un poco,
vi allá abajo sus raíces trenzadas locamente.

Así, esta tarde, descubrí el secreto de un cariño verdadero, hondo y discreto,
transplantando un clavel que se secó.

Y, en nuestra indiferente cercanía,
qué loco ensueño se descubriría si alguien cavara un hueco entre tú y yo.



autor: jose angel buesa

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