Que nos diera siempre primavera
Gozando de las flores sin empaque
Todos mis años, por la vida entera.
Sería siempre un tiempo prodigioso
El poder vivir tan sólo esta emoción
Sin sufrir el invierno tan odioso
Semejaría la vida cual bella canción.
Mas no es esa la disposición divina
Fueron dispuestas cuatro las estaciones
Pero si a ti y a mi nos iluminan
Nuestros deseos pueden trocarla en ilusiones.
¡Vamos emociones y sueños!
Que llevamos dentro¡Tan intensos!
¡Hagámosños aflorar! Somos los dueños
Podemos realizarlo, son inmensos.
autor: Oscar Néstor
El mundo ha vivido en dos partes.
El hombre ha hecho su propio mundo mientras la mujer ha vivido en una sombra... ha creado su propio mundo en la sombra.
Es muy desafortunado, porque un hombre o una mujer, para estar completos, para ser un todo, deben poseer todas las cualidades juntos.
Tanto los hombres como las mujeres deberìan de ser tan suaves como pètalos de rosa y tan duros como una espada... juntos.
Entonces, sea cual fuere la oportunidad y siempre que la situaciòn lo requiera... Si la situaciòn necesita que seàis una espada, estàis listos; si la situaciòn necesita que seàis un pètalo de rosa, estàis listos.
Esta flexibilidad --entre pètalo de rosa y la espada-- enriquecerà vuestra vida.
autor: Osho
Elegía para mí y para ti
I
Yo seguiré soñando mientras pasa la vida,
y tú te irás borrando lentamente en mi sueño.
Un año y otro año caerán como hojas secas
de las ramas del árbol milenario del tiempo,
y tu sonrisa, llena de claridad de aurora,
se alejará en la sombra creciente del recuerdo.
II
Yo seguiré soñando mientras pasa la vida,
y quizás, poco a poco, dejaré de hacer versos,
bajo el vulgar agobio de la rutina diaria,
de las desilusiones y los aburrimientos.
Tú, que nunca soñaste mas que cosas posibles,
dejarás, poco a poco, de mirarte al espejo.
III
Acaso nos veremos un día, casualmente,
al cruzar una calle, y nos saludaremos.
Yo pensaré quizás: " Qué linda es todavía."
Tú quizás pensarás: " Se está poniendo viejo "
Tú irás sola, o con otro. Yo iré solo o con otra.
O tú irás con un hijo que debiera ser nuestro.
IV
Y seguirá muriendo la vida, año tras año,
igual que un río oscuro que corre hacia el silencio.
Un amigo, algún día, me dirá que te ha visto,
o una canción de entonces me traerá tu recuerdo.
Y en estas noches tristes de quietud y de estrellas,
pensaré en ti un instante, pero cada vez menos....
V
Y pasará la vida. Yo seguiré soñando;
pero ya no habrá un nombre de mujer en mi sueño.
Yo ya te habré olvidado definitivamente
y sobre mis rodillas retozarán mis nietos.
(Y quizás, para entonces, al cruzar una calle,
nos vimos frente a frente, ya sin reconocernos.)
VI
Y una tarde de sol me cubrirán de tierra,
las manos para siempre cruzadas sobre el pecho.
Tú, con los ojos tristes y los cabellos blancos,
te pasarás las horas bostezando y tejiendo.
Y cada primavera renacerán las rosas,
aunque ya tú estés vieja, y aunque yo me haya muerto.
autor: José Ángel Buesa
Naranjo en flor
Era más blanda que el agua,
que el agua blanda.
Era más fresca que el río,
naranjo en flor.
Y en esa calle de estío,
calle perdida,
dejó un pedazo de vida
y se marchó.
Primero hay que saber sufrir,
después amar, después partir
y, al fin, andar sin pensamientos.
Perfume de naranjo en flor,
promesas vanas de un amor
que se escaparon con el viento.
Después, ¿qué importa del después?
Toda mi vida es el ayer
que me detiene en el pasado.
¡Eterna y vieja juventud,
que me ha dejado acobardado
como un pájaro sin luz!
¿Qué le habrán hecho mis manos?
¿Qué le habrán hecho
para dejarme en el pecho
tanto dolor?
Dolor de vieja arboleda,
canción de esquina
con un pedazo de vida,
naranjo en flor.
tango
(Homero y Virgilio Expósito) 1944
Canción de Otoño en Primavera
Juventud, divino tesoro
ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro
y a veces lloro sin querer.
Plural a sido la celeste
historia de mi corazon
Era una dulce nina, en este
mundo de duelo y afliccion.
Miraba come el alba pura
sonreia como una flor
Era su cabellera obscura
hecha de noche y de dolor.
Yo era timido como un niño
Ella, naturalmente, fue
para mi amor hecho de armino
Herodias y Salome.
Juventud, divino tesoro
ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro
y a veces lloro sin querer.
Y mas consoladora y mas
halagadora y expresiva
la otra fue mas sensitiva
cual no pense encontrar jamas.
Pues a su continua ternura
una pasion violenta unia
En un peplo de gase pura
una bacante se envolvia.
En sus brazos tomo mi ensueño
y lo arrullo como a un bebe
y le mato, triste y pequeño
falto de luz, falto de fe.
Juventud, divino tesoro
ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro
y a veces lloro sin querer.
Otra juzgó que era mi boca
el estuche de su pasion
y que me roeria, loca
con sus dientes el corazon.
Poniende en un amor de exceso
la mira de su voluntad
mientras eran abrazo y beso
sintesis de la eternidad
Y de nuestra carne ligera
imaginar siempre un Eden
sin pensar que la primavera
y la carne acaban tambien.
Juventud, divino tesoro
ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro
y a veces lloro sin querer.
Y las demas! En tantos climas
en tantas tierras siempre son
si no pretextos de mis rimas
fantasmas de mi corazon.
En vano busque a la princesa
que estaba triste de esperar
La vida es dura. Amarga y pesa
Ya no hay princesa que cantar!
Mas a pesar del tiempo terco,
mi sed de amor no tiene fin;
con el cabello gris, me acerco
a los rosales del jardin.
Juventud, divino tesoro
ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro
y a veces lloro sin querer
Mas es mia el alba de oro!
autor: Ruben Dario
Quinta Luna
Con ojos que te siguen huidiza,
soy el azor de tus benditos senos:
palomas que arrullando inflan el buche,
vasos que crecen a un divino fuego.
Y en verdad que tu vientre primerizo,
ni blanco ni moreno,
calladamente se deforma en cantaro
a la presión continua del misterio.
Ah, si me fuera dado referirte
lo inexplicable que en el alma siento,
y hacer de modo que tu angustia santa
se te vuelva alegria todo el tiempo!
Mujer, en el secreto de tu carne
es mi destino el que se esta cumpliendo;
y por eso sonrio a tu sonrisa
y sufro sin querer tu sufrimiento.
Y soy como un pastor ante su tierra
-que mi tierra es tu cuerpo-;
pastor que canta o que en la plaga llora
con los brazos abiertos!
Ah, poco a poco, como un niño triste,
de extraño mal me morire en silencio,
si lo que llevas, que es mi propia viña,
te lo destruye el viento.
autor José Pedroni
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