Se hiela el agua,
A pesar de ser roca
La roca estalla.
Orden que no comprendo
Se ha dado el agua,
Fuerza de partir rocas
Y abrir montañas.
A veces como el agua
Que se dilata,
Una fuerza terrible
Mandóme AMARA...
No soy ni piedra
Ni soy montaña.
Una mujer tan sólo;
¿Qué quieres que haga?
ALFONSINA STORNI
Su piel, forjada del bronce
de las fraguas del Caribe;
y el alma blanca, de espuma,
como las alas del cisne;
no por haber esquivado
rojos golpes, aires tristes,
que tuvo amores sangrientos,
mas ahora sin ellos vive.
Alma blanca, porque hoy nadie
sobre ella su nombre escribe.
Era más bella desnuda;
si la belleza se viste,
nos deja sólo una sombra,
ciego sol en el eclipse.
Yo la quise en mediodía
pleno de luz y matices,
en otoño de racimos
que entre las manos se exprimen,
en primavera de surcos
enterrando las raíces,
en la brisa acariciante
y en el vendaval que gime.
Y ella me quiso al galope,
sin rienda, sin tonos grises,
más allá de lo galante
y más de lo permisible.
Quiso detener el tiempo,
no quería despedirse,
nudo de brazos y piernas
que a la escisión se resiste.
Y al fin partimos. Mi nombre
en su alma blanca legible.
¿Y su nombre? Tal vez cubre
una de mis cicatrices.
autor Francisco Alvarez Hidalgo
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