04 abril 2006

Deseos

Yo quisiera salvar esa distancia
ese abismo fatal que nos divide,
y embriagarme de amor con la fragancia
mística y pura que tu ser despide.

Yo quisiera ser uno de los lazos
con que decoras tus radiantes sienes;
yo quisiera en el cielo de tus brazos
beber la gloria que en los labios tienes.

Yo quisiera ser agua y que en mis olas,
que en mis olas vinieras a bañarte,
para poder, como lo sueño a solas,
¡a un mismo tiempo por doquier besarte!

Yo quisiera ser lino y en tu lecho,
allá en la sombra, con ardor cubrirte,
temblar con los temblores de tu pecho
¡y morir de placer al comprimirte!

¡Oh, yo quisiera mucho más! ¡Quisiera
llevarte en mí como la nube al fuego,
mas no como la nube en su carrera
para estallar y separarse luego!

Yo quisiera en mí mismo confundirte,
confundirte en mí mismo y entrañarte;
yo quisiera en perfume convertirte,
¡convertirte en perfume y aspirarte!

¡Aspirarte en un soplo como esencia,
y unir a mis latidos tus latidos,
y unir a mi existencia tu existencia,
y unir a mis sentidos tus sentidos!

¡Aspirarte en un soplo del ambiente,
y así verte sobre mi vida en calma,
toda la llama de tu pecho ardiente
y todo el éter del azul de tu alma!

Aspirarte, mujer... De ti llamarme,
y en ciego, y sordo, y mudo constituirme,
y en ciego, y sordo, y mudo consagrarme
al deleite supremo de sentirte
¡y a la dicha suprema de adorarte!

autor: Salvador Díaz Mirón


La Terquedad de Volver

La originalidad de un amor
que ha nacido a destiempo
con la pasión del yo siento
y de una piel el clamor.

La ternura de una entrega
totalmente y sin medida
que te deja como ida
con el placer que te ciega.

Se acabó, por un mal funcionar
el amor que se había cultivado,
pero aún no se había marchado
cuando ya pensaba en regresar.

La terquedad de volver,
que desde siempre te embarga
no quieres que sea larga
viendo un nuevo atardecer


autor: Leonardo José Perez Aparicio





A mi amada...

Flores de color adornan tus cabellos,
y tu mi musa ángel del cielo
danzas en el campo vestida de blanco,
recoges flores en tu canasto,
ellas te besan las manos en agradecimiento.


Tus ojos color del cielo,
tus cabellos color del sol,
tus labios color rosa y,
tu alma blanca de pureza
revelan la hermosura hecha mujer.


Oh amada mía pretendida flor silvestre,
para cual de nosotros será tu amor ???
será para mi ???
será para el ???
será para otro ???


Solo tu corazón de mujer amada lo sabe,
solo tu corazón guarda ese secreto,
secreto que quiero saber,
secreto el cual creo conocer


Me batiré a duelo por tu amor,
volaré a las estrellas para encontrarte,
surcaré los cielos, navegaré los mares,
caminaré el mundo,
y así la tierra se abra y el firmamento se hunda,
te encontraré mi amada.


Y si estoy a punto de morir,
con mi último aliento
te regalaré una rosa,
te recitaré una poesía al oído,
te daré un beso en tus dulces labios,
y te diré.....te amo.



Autor: Alvaro Rivera Valdez





El Susurro de un deseo

Susurra un deseo
Una tierna caricia suave
Entregado en un dulce suspiro
Apasionado enciende el fuego.

Oculto en un silencioso sueño
De promesas sin cumplir,
Desnudos sin mentir
Cierran sus ojos al ayer

Cegados al arrepentimiento,
Desahogan sus anhelos en un abrazo
En tan poquito tiempo,
Juntos, robando momentos
A la soledad.

Quizás mañana llorarán
En breve momentos de culpabilidad
Reviviendo memorias vividas
En un ayer atorado en las manecillas

Del viejo reloj detenido la noche anterior
Cuando entre llamas de fuego
Fundieron su candente pasión.

autor: Margarita Gutiérrez

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