03 abril 2006

Un poema me besó

Un poema me besó en la boca
labrando de sol
cada pétalo de eternidad
ya no adormezco
en mi cuerpo

ya no sueño en mis secretos
una historia de espantos
retoma la elipse
de nuevos mundos

el milagro se abrió
en mis venas
hay claveles en todos los instantes
un poema me besó en la boca
y me perdí
y te perdí …

autor: Valeria Duque



Su piel, forjada del bronce
de las fraguas del Caribe;
y el alma blanca, de espuma,
como las alas del cisne;
no por haber esquivado
rojos golpes, aires tristes,
que tuvo amores sangrientos,
mas ahora sin ellos vive.

Alma blanca, porque hoy nadie
sobre ella su nombre escribe.

Era más bella desnuda;
si la belleza se viste,
nos deja sólo una sombra,
ciego sol en el eclipse.

Yo la quise en mediodía
pleno de luz y matices,
en otoño de racimos
que entre las manos se exprimen,
en primavera de surcos
enterrando las raíces,
en la brisa acariciante
y en el vendaval que gime.

Y ella me quiso al galope,
sin rienda, sin tonos grises,
más allá de lo galante
y más de lo permisible.

Quiso detener el tiempo,
no quería despedirse,
nudo de brazos y piernas
que a la escisión se resiste.

Y al fin partimos. Mi nombre
en su alma blanca legible.
¿Y su nombre? Tal vez cubre
una de mis cicatrices.


autor Francisco Alvarez Hidalgo



PARA AMARTE

Para amarte
he renacido de miles de años.
He regresado de miles de sombras.
He andado miles de caminos.

Para amarte
He vuelto a creer en el amor.

En la sonrisa transparente de tus ojos,
en la ternura infinita de tus manos,
en el beso hurtado de esos labios
que en el silencio mudo de la noche
han sido cómplices de tus brazos.
Del amor mágico de nuestros cuerpos.

Para amarte
he vuelto a creer en ti y en mi.
En la inmortalidad eterna del alma,
el tembloroso vaivén de las estrellas;
faroles desnudos en las noches que se alejan.
Inmateriales testigos de nuestros sueños.

Mujer
tus manos son antorchas de mi lecho.
Trigales ardientes que se pierden a lo lejos
entre la blancura diáfana de la arena.
Tus ojos son el puerto de atraque
donde reposa calmada mi vehemencia.

Quiero hacer de ti la magia de un sueño.
Quiero amarte hasta que el sol , desaparezca.
Hasta que las horas se terminen en el tiempo.
Hasta que la nada deje de ser una mentira.
Hasta que desaparezcamos de la faz del planeta
y mas allá aun quiero seguir amandote.
Quiero hacer de ti una poesía eterna.


autor: Luis Halcón







Bien parece tu voz sonora y pura,
por bocas de claveles despedida,
corriente, que del Cielo procedida,
se desata en armónica dulzura.



Ondas de voz y rayos de hermosura,
dulcísimos peligros de la vida,
dos glorias son, adonde dividida
la noticia del Cielo se asegura.



Miro y oigo el Cielo; en divididos
grillos de suavidad, sonora y muda,
presa la libertad de los sentidos


y en confusiones de gloriosa duda,
en los ojos feliz, y en los oídos,
no sabe el alma a cuál primero acuda.


autor: Paulo Gonzálvez de Andrade.

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