03 abril 2006
Un sueño que no muere
"No todos los ojos cerrados duermen,
y no todos los abiertos ven".
Y es imposible no pensar en esta frase,
Cuando por hábito se sueña a cada paso,
Al cerrar los ojos, no por el cansancio,
Sino por la urgencia de vivir soñando.
Y hoy, de nuevo, camino
Por el sinuoso sendero transitado,
Del que otras veces recibí rechazo.
Pero insisto empecinado.
Y es el camino del sueño que no muere,
Pero que es solo eso, un sueño,
De ser amado y amar sin condiciones
Para vivir un mundo eterno de esperanza.
Ya aprendí que no quiere ser mi tiempo,
Pero retorno a él, inquebrantable,
Porque el día que este sueño muera,
Será el fin de mi vida de poesía.
Sueño con poder tenerla entre mis brazos,
Y acariciar su cara tan querida,
Sabiendo que cada gesto es recibido,
Con el signo sin dudas del que ama.
Sueño con quien no sepa de renuncias,
Que no caiga por distancias ni por tiempos,
Que no le importe esperar o que la esperen,
Que un "talvez" no ponga fin a tantas ilusiones.
Por supuesto, esto es un sueño.
Como esperar que alguien
Que tenga el mismo sueño que este mío,
Escuche mi reclamo y lo conteste.
Como creer que quien espera ser amada
Deje sus urgencias de cariño,
Libradas a otra época que puede no estar cerca,
O que puede ser solo eso, un sueño.
En tanto yo sigo en este paraíso,
Que no por dudoso podrá desanimarme,
Porque el día que este sueño muera,
Será el fin de mi vida de poesía.
Autor: Carlos M. Baena
y no todos los abiertos ven".
Y es imposible no pensar en esta frase,
Cuando por hábito se sueña a cada paso,
Al cerrar los ojos, no por el cansancio,
Sino por la urgencia de vivir soñando.
Y hoy, de nuevo, camino
Por el sinuoso sendero transitado,
Del que otras veces recibí rechazo.
Pero insisto empecinado.
Y es el camino del sueño que no muere,
Pero que es solo eso, un sueño,
De ser amado y amar sin condiciones
Para vivir un mundo eterno de esperanza.
Ya aprendí que no quiere ser mi tiempo,
Pero retorno a él, inquebrantable,
Porque el día que este sueño muera,
Será el fin de mi vida de poesía.
Sueño con poder tenerla entre mis brazos,
Y acariciar su cara tan querida,
Sabiendo que cada gesto es recibido,
Con el signo sin dudas del que ama.
Sueño con quien no sepa de renuncias,
Que no caiga por distancias ni por tiempos,
Que no le importe esperar o que la esperen,
Que un "talvez" no ponga fin a tantas ilusiones.
Por supuesto, esto es un sueño.
Como esperar que alguien
Que tenga el mismo sueño que este mío,
Escuche mi reclamo y lo conteste.
Como creer que quien espera ser amada
Deje sus urgencias de cariño,
Libradas a otra época que puede no estar cerca,
O que puede ser solo eso, un sueño.
En tanto yo sigo en este paraíso,
Que no por dudoso podrá desanimarme,
Porque el día que este sueño muera,
Será el fin de mi vida de poesía.
Autor: Carlos M. Baena
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